CÓMO NACE Y VA CRECIENDO UN CENTRO DE EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS
SE EQUIVOCA AQUEL QUE NO QUIERE APRENDER POR PARECERLE QUE YA ES TARDE. (SÉNECA)
En la década de los 70 y primeros años de la de los 80 en Béjar se estaba demandando un centro en el que obtener el Certificado de Estudios Primarios, a la sazón la titulación básica de aquella época, y que ya comenzaba a exigirse para optar a muchos empleos, en especial, en los de la “cosa pública”. Era curioso que mientras sí se podía cursar el bachillerato en el “nocturno” no se podía obtener la titulación inferior. Esta demanda social fue canalizada por el primer Ayuntamiento democrático solicitando en el año 1979 un Centro de Adultos y para su ubicación ofreció al Ministerio de Educación las antiguas “escuelas de parvulitos”, -así se llamaban entonces-, sitas en la calle San Antonio de Texas y que habían quedado sin servicio al haberse construido el nuevo Colegio Público Marqués de Valero. El Ministerio lo acepta y publica en el BOE la creación de un centro en Béjar en el edificio propuesto por el Ayuntamiento fijando el curso 1983/84 como el curso de su comienzo. La dotación es de seis profesores aunque en la primera convocatoria solo se sacan cuatro plazas. Tras el pertinente concurso de méritos llegamos al 1 de septiembre de 1983, día en que abre sus puertas, por segunda vez, que si desde su construcción había estado al servicio de los peques, es decir, de los párvulos, su segunda vida sería justo la contraria, recibiría a los adultos. Son giros de la vida que permiten que la historia continúe y que se pueda reconvertir este nuevo-viejo parvulito en un nuevo centro de Educación de Personas Adultas en Béjar.
El edificio, como se pueden imaginar, dormía el sueño de la vejez, se habían adueñado de él las telarañas, las zarzas entraban en los bajos desde el patio trasero y había dibujos, mesas y sillas pequeñitas por todas las partes y en total desorden: lo propio de la falta de uso y del abandono. Pero había llegado el momento de despertar, el momento de vivir una segunda vida, no solo puertas adentro, que también, sino y fundamentalmente puertas afuera: se abría un nuevo centro que iba a permitir a los ciudadanos formarse en cualquier momento de su vida adulta.
En poco menos de un mes y tras el correspondiente lavado de cara y algunos ejercicios de recuperación: ajuste de puertas, eliminación de zarzas, limpieza y reparación de algún que otro desconchado, iniciamos la búsqueda de mobiliario que sustituyera al de “parvulitos” y se adaptase a la talla de sus nuevos usuarios que lo iban a ocupar. Ante la ausencia de dotaciones específicas tuvimos que recurrir a los centros de Béjar y en los de la comarca hasta encontrar el mobiliario suficiente y digno como para que los primeros alumnos y sus profesores pudieran estar sentados en las aulas con una cierta comodidad.
Simultáneamente iniciamos una campaña de publicidad a la que los cuatro profesores nos dedicamos en cuerpo y alma. Contamos con la inestimable colaboración del Ayuntamiento de Béjar que nos prestó las dependencias del zaguán, junto a otros servicios municipales para que nos sirviera de centro de operaciones y pudiéramos entregar y recibir las inscripciones de los alumnos interesados, debemos reconocer que los primeros folios, bolígrafos y las primeras llamadas de teléfono fueron posibles gracias a la Corporación Municipal. Los primeros fondos “propios” llegaron tras un “Crédito puente” avalado por la Delegación de Educación en Caja Salamanca. Gracias a él pudimos dar de alta el teléfono y equipar con lo básico la dirección y secretaría del centro.
El nuevo y flamante Libro de Actas se inaugura el día 28 de septiembre de 1983 con un único punto del orden del día: Elección del nombre del Centro. Le dimos muchas vueltas tratando de buscar un referente local al que poder imitar y que sirviera de ejemplo al que quisiera seguir aprendiendo y tras algunas consultas decidimos ponerle el nombre de un escultor bejarano, autodidacta, que mantuvo siempre el esfuerzo y el deseo de aprender, que se inició en su profesión desde lo más básico, siendo un picapedrero, y que su ansia de mejorar y aprender le permitió alcanzar niveles de preeminencia en el mundo de la escultura de talla directa, ese hombre al que queríamos homenajear fue y sigue siendo “Mateo Hernández”.
El día a día nos absorbía, además del seguimiento de las obras, de la búsqueda y recogida de mobiliario teníamos que ilusionar a los potenciales alumnos para que se apuntaran e hicimos un programa atractivo tratando de armonizar las directrices de la Administración con las demandas de los usuarios y todo ellos para que en el mes de octubre el centro pudiera acoger los primeros alumnos. Aquellas dificultades, tener que alquilar un furgón para recoger mesas en Linares de Riofrío, recolocar los encerados a la altura de los adultos, distribuir los espacios en función de los programas o preparar los primeros materiales didácticos fueron muy, pero que muy laboriosos y a la vez una magnífica escuela de aprendizaje para los maestros.
En el acta del 11 de octubre de 1983 viene expuesto el primer Plan de Centro para el curso 83/84. Contemplaba las siguientes actuaciones:
1.- Actuaciones tendentes a la obtención del título de Graduado Escolar en sus diferentes niveles, incluido el de alfabetización. Los horarios eran de Lunes a jueves de 17.30 a 19,30 y de 20,00 a 22.00 horas.
2.- Actividades complementarias (Talleres): Estas actividades se celebraban los viernes de 20.00 a 22.00. Para algunas de ellas disponíamos de monitores colaboradores con el equipo de profesores. Iniciamos los talleres de Educación Plástica, Deportes, Marquetería (Pretecnología), Teatro, Idiomas (francés, porque era del que teníamos profesor), un curso de cocina tradicional y moderna y un taller literario. Estas actividades eran para los alumnos matriculados en enseñanzas regladas aunque podían abrirse al entorno
3.- Cursos opcionales. Paralelamente a estos talleres pudimos programas una serie de “Cursos opcionales” gracias a la propuesta que hicimos a la Delegación Provincial de Educación de asumir un programa novedoso que se inició este curso y que se denominaba Programa de Educación Compensatoria especialmente pesando para jóvenes de 14/15 años que abandonaban la EGB sin el Graduado Escolar y para recuperarlos se ideó un programa que combinaba enseñanzas regladas con formación profesional y al final de las mimas, si se cursaban con aprovechamiento se obtenía el codiciado Graduado Escolar.
Los primeros cursos fueron: Moda y Confección, Fontanería y Calefacción, Electricidad en el hogar y Peluquería. Se matricularon 121 alumnos ( Memoria del Curso 83/84) La gestión de todo este programa se hacía desde el Consejo de Centro, el Claustro de Profesores y la Junta Económica que poco a poco fuimos constituyendo y que a excepción, como es lógico, del claustro en todas las demás participaban los alumnos. Todo un proceso innovador en el marco de la educación de personas adultas. Recuerdo la alegría que nos proporcionó la llegada de la primera fotocopiadora totalmente manual, lenta, gigante… pero no cabíamos de gozo. La ubicamos en la sala de profesores. Fue un gran paso para favorecer el trabajo diario
El 18 de enero de 1984 constituimos el primer Consejo de Dirección del centro con la participación de profesores, alumnos y representantes del ayuntamiento.
Es también interesante reflejar lo que dice el libro de actas respecto a la situación económica de aquel tiempo donde en el primer trimestre se tuvieron unos ingresos de 17.396 pts. frente a unos gastos de 16.936 pts., mientras que para el segundo y tercer trimestre se presupuestaban unos ingresos de 202.000 pts. y a unos gastos previsibles de 200.000 pts.
Llegamos al curso 84/85 y en él se incorporaron los otros dos profesores gracias a lo cual los horarios se pueden desarrollar en los tres turnos, mañana, tarde y noche. El presupuesto según el acta del 9 de octubre de 1984 ya alcanza unos ingresos previstos de 700.000 pts frente a unos gastos de 917.000 cuyo déficit según consta en las actas se enjugaba con las cuotas de los participantes en los cursos opcionales, En el capítulo de Enseñanzas Regladas la matrícula creció hasta los 206 alumnos y titularon 91 alumnos. Incorporamos este curso dos nuevas acciones formativas: la preparación para las pruebas de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años que tuvo una excelente aceptación y un curso de Postgraduado para aquellos alumnos que habiendo titulado querían seguir vinculados al centro en acciones formativas.
A partir de este curso con el centro ya consolidado comenzaron a introducirse mejoras, en el aspecto físico y/o mobiliario algunas nos trajeron muchos problemas como las estufas de leña que había que “atizar” y que “algunos alumnos” se encargaban de atascarlas llenando las aulas de humo. Muchas veces no sabía uno que elegir si morir de frío o morir ahumado. Con la colaboración municipal y de la Dirección Provincial se fueron haciendo obras de mejora, dividimos en cuatro las dos aulas de la planta baja, (Vacaciones de navidad del curso 87/88 con un presupuesto de 175.000 pts. Acta nº 18 de 19 de febrero de 1987) para que dispusiéramos de más espacios que permitieran acoger más actividades, se ampliaron los departamentos y se sustituyó la instalación eléctrica gracias a uno de las talleres de Educación Compensatoria que impartía electricidad y que fue considerado como la práctica del mismo, siempre bajo la tutela del Profesor de Taller y de los técnicos municipales. Se eliminaron las uralitas de la fachada y se sustituyeron por chapas aislantes y se colocaron contraventanas. Se remata años más tarde con la instalación de la calefacción con caldera de gas-oil y posteriormente ya en la primera década de este siglo fue sustituida por una caldera de gas natural que es como está a día de hoy.
Otra pata importante en la consolidación del proyecto de Centro de Adultos fueron los convenios con el Ayuntamiento y que financiaba la Diputación Provincial. Sobre la idea de un proyecto de centro de “base territorial” se fue generando el modelo en el cual el Centro de EPA “Mateo Hernández” era el centro base y de recursos y desde él se llevaba la educación y la cultura no solo a la ciudad, sino también a la comarca. Habíamos introducido un concepto nuevo, no era el centro el lugar solo donde vienen los alumnos a clase sino que eran los profesores con sus recursos los que salen a los lugares donde están los alumnos o donde se detectan las necesidades. Durante varios años el profesor de informática iba a los diferentes municipios: Puerto de Béjar, Candelario, Lagunilla… con los ordenadores portátiles en su vehículo para impartir clases de acceso a Internet en lugares a los que éste tenía difícil acceso y/o cobertura. El programa tenía la ventaja de que se podían contratar profesionales que auditaron las necesidades y que tras los primeros resultados se procedió a abordarlas en los propios lugares donde habían sido detectadas. El estudio elaborado que se encuentra en el archivo general del Centro es un ejemplo por la metodología empleada y el compromiso posterior.
En el curso 86/87 se implanta un nuevo programa que dará mucho juego: Preparación para las pruebas de F.P. no escolarizada (Acta 24/10/86). Era una demanda importante y de hecho el programa tuvo un gran éxito no solo por los alumnos que asistieron, básicamente alumnas, sino por los magníficos resultados en las pruebas que hacían los Centros de Formación Profesional en Béjar o en Salamanca donde se realizaban los exámenes. Inicialmente se impartieron los de Auxiliar de Clínica y de Auxiliar de Puericultura y posteriormente el de Auxiliar de Farmacia. También comenzamos el programa de “Educación Básica a Distancia en colaboración con el CENEBAD, cuya sede más cercana estaba en Salamanca
Otra novedad fue la constitución oficial de la Asociación de Alumnos a la que se les cedió un local en el centro que compartían con la Asociación de Vecinos de González Macías, barrio cercano en el que estaban integrados los vecinos de la calle San Antonio de Texas, calle en la que está ubicado nuestro centro. Era otra forma de dar un servicio al barrio de manera que el centro fuera ese lugar de referencia.
Siempre el Claustro de Profesores estuvo muy preocupado por innovar en la enseñanza de personas adultas. Debemos reconocer el gran avance que supuso para este proceso la oferta formativa procedente del Centro de Profesores de Béjar (CEP), sin cuya colaboración no hubiéramos podido hacer frente a los planes de formación. La Administración siempre consideró a la educación de adultos la hermana pobre de la enseñanza obligatoria, mismos centros, mismos contenidos, mismos títulos… parecía que el único cambio era la edad de los alumnos. Esa era la urgencia de la innovación, enviar mensajes a la Administración de que esta modalidad era diferente, que requería técnicas diferentes, materiales diferentes y evaluaciones diferentes. Aprovechamos bien la publicación del Libro Blanco de la Educación de Adultos en el curso 86/87 para implicarnos en sus debates y encontrar una vía para llevar nuestras propuestas a la Administración, como debía ser, desde abajo hasta arriba y no al revés como ha solido ser siempre.
La práctica diaria y la formación en la que participábamos, cursos de formación de entrada, encuentros provinciales y regionales, congresos sobre educación de adultos…nos fueron señalando por donde debían de venir los cambios y así en el curso 86/87 el Centro reflexiona sobre un modelo experimental al que llamábamos “enseñanza modular” en el que los contenidos se repartían en créditos/hora. Los contenidos se dividían en “unidades capitalizables” que se iban registrando en el expediente del alumno según las iba superando, se podía conjugar la presencia y la distancia y lo más importante se incorporó al currículo básico una serie de conocimientos y materias que nunca se habían considerado y que en un adulto eran o podían formar parte de su experiencia vital o profesional. Se repartían de la siguiente forma: área instructiva: 200 horas, área ocupacional: 80 horas, área de ocio 60 horas y área de participación ciudadana 60 horas. (Acta 12/10/86) Su puesta en marcha supuso un gran esfuerzo de los profesionales en la elaboración de materiales y la búsqueda de las demandas de los participantes para darle la mejor de las respuestas
El curso 88/89 está ya perfectamente implantado el Modelo de Centro de Base Territorial con unidades en Béjar, Guijuelo y la zona de Linares/Sierra de Francia, la enseñanza es modular y el currículo se compone de materias instructivas o instrumentales, ocupacionales, de ocio y de participación democrática. Se colabora con instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación, el Centro de Profesores, el Centro de F.P donde se imparten los talleres de Automoción y Madera. El Hogar de la Tercera Edad, Cáritas, Restaurantes como el restaurante Nápoles de Béjar… En fin, el centro es un punto de referencia cultural, ocupacional y participativa de primer nivel en un entorno como la Comarca de Béjar.
Otro avance importante, siempre en la línea de cooperación con otros organismos en beneficio de los alumnos, fue la firma de un convenio con las Escuelas Taller y Casas de Oficio para que los alumnos que estuvieran en ellas contratados pudieran matricularse en nuestro centro dentro de los programa de Graduado Escolar y poderlo obtener simultáneamente con la cualificación ocupacional (Acta nº 6 21/12/88)
En el acta nº 2 de 18 de diciembre de 1991 se procede a evaluar los programas en marcha, sus problemas y las soluciones planteadas a los mismos durante el curso 91/92 y sólo a título descriptivo el centro tenía en marcha los siguientes programas: 1.- Alfabetización. 2.- Graduado Escolar 3.- Grupo en los locales de UGT. 4.- Escuelas Taller 5.- Santibáñez de Béjar. 6.- Sorihuela 7.- Guijuelo 8.- Los Santos. 9.- Cespedosa 10.- Linares 11.- Tamames 12.- Miranda del Castañar. 13.- El Cabaco. 14.- Educación Compensatoria. 15.- Preparación para las pruebas de Auxiliar de Clínica. 16.- Programa específico para la mujer. 17.- Escuela de Padres). 18.- Tercera Edad. 19.- Animación socio cultural. A lo que habría que sumar los talleres, biblioteca, lectura… Llegamos a disponer en el patio de un invernadero que se adquirió dentro de un programa de convenios sobre huertos urbanos en colaboración con la Diputación Provincial
En el curso 96/97 se produce el cambio más importante de la estructura del Centro: nos conceden la impartición del segundo ciclo de Educación Secundaria de Adultos y se incorporan a nuestro centro el grupo de profesores de secundaria que harán del centro, por primera vez, un centro de adultos completo: alfabetización, enseñanzas básicas, Graduado en Secundaria, Acceso a la Universidad, Preparación para los Ciclos Formativos, programas ocupacionales y programas de ocio y participación ciudadana. Hemos pasado de seis profesores a quince amén de los colaboradores y el personal contratado por otros programas como los procedentes de los Convenios con el Ayuntamiento.(Acta 25/09/96)
En el curso 98/99 se incorporó al panel de oferta el Proyecto Mentor procedente del Ministerio de Educación y que supone la apuesta decidida del centro por la enseñanza on line y que durante muchos años ha sido y es aun un referente del centro
La vida en el centro durante estos años es la propia de un centro completo, muchos programas, muchas ofertas, muchos horarios… que en algunos casos generan conflictos entre los participantes. Las actas de estos años reflejan la búsqueda de la armonía entre todos aun reconociendo las dificultades que hubo que resolver, el paso de la peseta al euro no dejó indiferente a nadie, de hecho estas actas traen los datos en euros y seguido su conversión en pesetas.
También es significativo el proceso por el que las competencias en materia de educación pasan del Estado Central al Estado Autonómico y así a través del R.D.134/99 de 31 de julio sobre traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado a la Comunidad de Castilla y León en materia de enseñanza no universitaria, en su anexo, en el apdo. B figura con el número 8 la Educación de Adultos. A partir de este momento será Valladolid, es decir, la Junta de Castilla y León la que toma el testigo de la gestión de nuestro Centro en su totalidad. El 9 de abril de 2002 se publica en el BOCyL la Ley 3 de Educación de Personas Adultas de Castilla y León. En ella regula los objetivos, los contenidos, las técnicas de trabajo y la evaluación. Esto va a obligar, poco a poco, a cambiar más que nada la terminología de lo que veníamos haciendo y así, en el acta nº 1 del Curso 2003/04 de 26 de septiembre, se aprueba el plan de centro para ese curso, con los siguientes grupos y contenidos: Un grupo de Alfabetización, dos grupos de Enseñanzas Iniciales, dos de Enseñanza a Distancia, Acceso a la Universidad con un grupo, Español para Extranjeros con otro grupo, Enseñanza secundaria en sus cuatro módulos, cinco grupos de informática, dos de peluquería, dos grupos de Enseñanzas Interculturales en Béjar y cinco en la comarca, el Proyecto Mentor más toda la acción en el ámbito de Linares de Riofrío…
Siempre el Claustro de profesores se distinguió por su alto compromiso en materia de formación, en unas ocasiones a través del CEP o CFIE, a través del Proyecto de Formación en centros, mediante la participación en los Planes de Mejora y los más significativos los proyectos europeos como el Programa Grundtvig que atendía a las necesidades de enseñanza y aprendizaje de los participantes en Europa y en todas las formas de educación de personas adultas, así como de los centros y organizaciones que imparten o facilitan esa educación. En el acta nº 2 de 22 de diciembre de 2004, se da cuenta por parte de dos profesores asistentes, de las condiciones del viaje a Bulgaria. Se siguió participando en éste y los resultados se presentaron en un DVD y en formato papel, siendo muy interesantes en el sentido de conocer cómo funcionaba la educación de adultos en Europa, en qué aspectos se fijan en los diferentes países, cómo se financia, quienes son los beneficiarios…En fin, un ejemplo más de la dinámica formativa del Claustro de Profesores.
Durante el curso 2013/2014 el Centro cumplió 30 años y a lo largo del curso se vinieron celebrando actividades conmemorativas: conferencias, mesas redondas, exposiciones y encuentros entre alumnos de los diferentes centros de la provincia. Tuvimos una jornada de convivencia en el Castañar a la que se invitó a todos los profesores y colaboradores que a lo largo de estos treinta años han pasado por el centro. Fue una hermosa jornada. El aniversario culminó con la concesión de una placa por parte del Pleno Municipal del Ayuntamiento de Béjar en recuerdo de los 30 años, placa que se instaló en el porche del centro.
En los años siguientes se ha ido profundizando en todos estos temas, en las nuevas demandas de los ciudadanos, en el uso de los instrumentos tecnológicos de última generación como pizarras digitales, se ha dotado a las diferentes aulas de recursos didácticos impensables hace unos años como ordenadores, proyectores, etc. Seguimos apostando por el Mentor como un instrumento formativo muy potente y todo ello para que podamos concluir que el Centro de EPA de Béjar es un centro consolidado en la ciudad y comarca, que sigue siendo un centro de referencia formativa que presta servicios a la comunidad más allá de los obligatorios y que ello es posible gracias al compromiso del Claustro de Profesores y a las sensibilidades de las diferentes administraciones que siempre han sido respetuosas con una programación razonable, acomodada a la norma y siempre bajo el pensamiento que ilustra el comienzo de este documento: “se equivoca el que piense que ya es tarde para aprender” .
Tenemos la confianza de que esta siga siendo la tónica de un centro a punto de cumplir 35 años y que el mérito ha estado siempre en la armonización entre la calidad, la innovación, el compromiso con la educación y el respeto a todos los integrantes de la comunidad educativa.
